miércoles, 2 de diciembre de 2015

EL TIBURÓN Y EL DELFÍN
En una parte del grande, claro y majestuoso mar, se encontraba un torvo y rudo tiburón, de colmillos duros y afilados como los de un leopardo, piel brillante y con pectorales fuertes, tanta era su grandeza que con gran facilidad devoraba a su presa, ante los ojos de los demás peces, era como ver el mismo diablo, en muchas ocasiones escuchaba las súplicas de los cientos de peces antes de devorarlos, los cuales le decían: piensa el mal que haces a mi familia y a mí, no me comas y te ayudaré a conseguir alimento para todo un año. Pero a este le importaba, no estar bien con los demás, sino satisfacer su gran apetito; con el tiempo se dio cuenta de la rutina que seguía día tras día y le perdió el sentido. Desanimado y con la soledad como compañía, nadaba sin rumbo alguno, hasta que detenidamente y desde cierta distancia observo a un delfín, el cual estaba rodeado de amigos, el tiburón decide acercarse y todos al verle excepto el delfín se esfumaron, dice el tiburón al delfín ¿por qué aun tu presencia en este lugar y no te fuiste como los demás? A lo que el delfín contesta: si quisieras atacarme como a una de tus presas, ya lo hubieras hecho, lo que me pregunto es… ¿porque no lo hiciste? El tiburón contesto: solo vengo a preguntarte ¿Cómo es que logras tener tantos amigos? Dice el delfín: es fácil la comida que la gente me da, la comparto con ellos; Además aunque yo sé que en algunos aspectos soy mejor que ellos, no me vanaglorio. Contesta el tiburón: ¿me estás diciendo soberbio? Molesto y sintiéndose ofendido, el tiburón devoro al delfín, el cual había sido el único que se atrevió a hablar con él. Pasados muchos años, el tiburón envejeció ya no podía conseguir su alimento y como nadie lo quería, no le ayudaban. Por lo tanto por hambre aquel hermoso, temible y feroz tiburón murió.

MORALEJA: Se le puede ayudar a quien reconoce que tiene un problema.

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